Escribo con mis dedos en el aire
suavemente
cada letra se esfuma tan rápido como
una tormenta veraniega.
Los arboles me escuchan,
me observan atentos
quieren descubrir otro de los males que
la acechan
Así consigue calmar sus heridas.
Los puñales se clavan en su cuerpo
y ella clava las palabras en un frágil
trozo de papel
Con pulso firme y decidida
Siempre la misma sinfonía,
dolor y palabras,
así va su vida
Lamentándose de que las letras se
disipen en el aire.
Nadie oye sus gritos
nadie escucha sus palabras
se encierra en un continuo circulo en
el cual
sufrir es lo mismo que rutina...
y escribir... supone la vida.
Nadie lo sabe
pero llora en silencio
las heridas que intenta calmar
continúan sangrando...
aunque ya no duelen...ya no.
Ya nada duele,
pero todo se consume.
La naturaleza la abandona
El sol brilla con fuerza entre tanta
oscuridad.
Alguien cree en ella y tal vez la
salve... tal vez.
Su alma corre y huye lejos de ella
precipitándose por aquel angosto
precipicio.
El cielo se llena de finos trazos
rojos.
Las letras se suceden... así se
despide el cielo.
Las gentiles hierbas la arropan en un
ultimo abrazo,
mientras la Dama mira al infinito...
sellando por fin su destino.