sábado, 22 de octubre de 2011

Sensaciones nuevas


Hace unos días pensaba que mi vida se estaba volviendo rara. Demasiadas risas, demasiados buenos momentos. Es cierto, que hace tiempo que quería describir esta sensación, pero no sabia como. También es cierto que hasta hace poco no identificaba el nombre correcto para llamarla.
Es extraña, si. Se puede definir así. Inusual. También. Si la había sentido anteriormente no lo recuerdo y ahora que se que significa, eso me entristece.
No se como he logrado llegar hasta aquí después de tanto tiempo viviendo al contrario. En un mundo que no me gustaba, pero al no encontrar la salida, resignada me senté a esperar. ¿Esperar que? Sin ni siquiera luchar. Sin ni siquiera rodear la roca, entrar en la cascada, buscar detrás de un árbol... sin intentar encontrar esa salida de emergencia.
Podría ser que me había acostumbrado tanto a ese mundo gris que lo acepté como mio, negando la manera de salir. Por eso no encontré la salida que ni siquiera busqué. Tal vez, por echar de menos la sensación de el sitio que había sido mi hogar.
Allí todo era...tranquilo...si. Un adjetivo adecuado, pero no demasiado. Tranquilo porque estaba yo sola por supuesto. Sola...físicamente. No había nadie más aparte de esos pensamientos que al igual que yo, me había instalado en el mundo gris, lo hacían en mi cabeza.
Algunos eran buenos. Me decían que pintara. Que cogiera esas tizas mágicas y decidiera el color de mi vida. Que la pintara tal y como la quería. Que dibujara en el cielo nubes. Blancas, rojas, moradas. Daba igual el color... porque era mi vida. Puede sonar bonito. Si. Pero de pensamiento como ese habían pocos. Tres, cuatro a lo sumo. Seguramente menos.
A pesar de ello, pocas veces encontré las tizas mágicas. Siempre que las tenía en mi poder, me las robaban prácticamente sin darme cuenta. Me decía constantemente a mi misma que sería la ultima vez que las perdería. Pero por x o por y, continuamente era lo mismo. Y claro, atacan los pensamientos. El malo venía tan rápido al igual que las tizas se iban, y el bueno seguía insistiendo en que pintara mi mundo. ¿¡ Pero como lo hago sin colores!?-le gritaba yo a menudo-. Sus palabras no tenían lógica, así que pasaba de el y volvía a pintar el mundo de gris.
Por lo tanto: las flores se volvían a marchitar, la cascada se secaba, el árbol perdía su hojas... y las nubes se tornaban negras. Las tizas volvían a morir y se quedaban como un mero recuerdo flotando en el aire.
Ese era el día a día.
Y ahora entra la parte...extraña. La que desconocía. Nunca pensé que las cosas cambiaran de la noche a la mañana. Sonaba irreal. El despertar y ver un arco iris de colores bien brillantes. Donde predominaban los pensamientos buenos. Lo que yo decía: irreal. Pero así paso, sin querer, sin buscarlo...sonreí. Me daba igual todo. Todos los problemas que pudiera haber, se esfumaron tan rápido como conseguían robarme las tizas.
No importaba la confianza que se perdía poco a poco, ese abrazo que se me había antojado y que... es probable que un día dé, las ganas de hacer algo y no atreverse por puro miedo...todo...desapareció. Por eso era extraño. El no pensar en todo el día en alguna de esas cosas lo hacía extraño. Quiere decir que me había acostumbrado al mundo gris...
Y me gusta esta sensación. Me encanta. Es algo... increíble. Seria exagerado decir que es como si volviera a nacer... pero no se puede expresar en palabras. Se siente, solo eso, como yo digo. Lo entiendo sin necesidad de escribirlo... esa también es una sensación rara que algún día tendré la capacidad de por lo menos intentar explicarla.
Están las recaídas. Muy duras por cierto. No quieres volver a ese gris tan feo. Sobretodo después de descubrir lo bonito que puedes llegar a pintar tu mundo. Un mundo único y especial. Pero ahí están, y esta vez son mucho mas fácil de superar. Porque hay motivos para hacerlo. Y cuando lo haga, no serán necesarias las tizas. Somo me hace falta ser feliz.. Soy feliz.

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